Uno de los más feos aspectos de la
vejez es que te sobreviene sin darte cuenta, sin avisar. De pronto te
descubres defendiendo lo de siempre, renunciando a lo nuevo por ser
nuevo, echando pestes de lo diferente, no expresando tus sentimientos
por si alguien dice algo, perdiendo tu propia esencia, queriendo que
todos sean como uno mismo, dejando la frescura vital en un lugar
alejado, sustituyendo lo de todos por lo de uno mismo o queriendo que
la vida sea la eterna repetición de lo que conocemos.
Hay que tener
amigos que nos avisen con cariño de lo que nos puede ir pasando y,
en todo caso, hay que saberse mirar bien en el espejo, a ver cómo
tenemos la mente.
(Por si acaso, no digo que esto me esté pasando a mí ni que le esté pasando a nadie. Digo sólo lo que creo que ocurre, para que estemos prevenidos, porque la vejez llega a cualquier edad.)
Buenas noches.