jueves, 6 de enero de 2011

El simple


El simple no tolera el movimiento ni el cambio. Siente la necesidad de controlarlo todo y en cuanto se mueve algo o alguien, anda preguntando ¿de dónde vienes? ¿a dónde vas? ¿qué vas a hacer? ¿qué has hecho? El simple cree, en su ignorancia, que puede gobernarlo todo. El peligro está en que de este simplismo molesto e infrahumano al fascismo hay sólo un pequeño paso. Y esto, en las pequeñas distancias, es mortal. Y en las grandes, también. Mata la vida y a las personas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.