Somos hijos de los libros que hemos
leído, de los que la fortuna ha ido poniendo a nuestro alcance.
Somos hijos también del cariño con el que nos han tratado quienes
han jugado el papel de educadores, de profesores, de maestros de la
vida.
Somos hijos de la casualidad, que nos ha hecho estar en un
sitio y no en otro, conocer a unas personas y no a otras.
Somos hijos
de la buena y de la mala educación que hemos recibido y que hemos
tenido la suerte de ir intentando revisar a lo largo de toda la vida.
Somos hijos de nuestros amigos y amigas, de nuestra pareja, de todas
las personas que nos quieren de cerca y que están atentas a lo que
pueda pasar.
Somos hijos de la familia en la que nacimos, para bien o
para mal, porque allí nos plantaron, nos regaron, nos abonaron y nos
ayudaron a crecer.
Somos hijos de nuestra época, la que nos puso
delante unos problemas y no otros, unas personas y no otras, una
cultura y no otra.
Somos hijos, en cierta medida, de nosotros mismos,
de las ideas nuestras que hemos querido hacer reales.
Somos hijos y
un día, ojalá muy lejano, volveremos a ser niños, infantes
necesitados, seres cada vez más inútiles que dejarán en su momento
de ser.
Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.