A veces las palabras o ciertos vicios
mentales que acarreamos estúpidamente por la vida -como no escuchar,
juzgar precipitadamente o no tratar igual a todas las personas- pueden torcer el cariño y la felicidad. Tenemos que conocernos muy
bien y tener unos criterios de convivencia muy racionales para no
hacer daño, aun sin darnos cuenta, a quienes nos quieren, y para no
estropear el clima agradable que puede tener la vida.
Buenas noches.
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