Es miedo. Lo que hace que muchos no quieran desnudarse es el miedo. A veces incluso ese miedo se convierte en odio. Algunos huyen de desnudarse físicamente en público porque creen que los demás los van a juzgar y que van a salir malparados si los comparan con otros. No saben que suelen ser ellos los únicos que juzgan y que comparan y que los que se desnudan con naturalidad prefieren emplear el tiempo en gozar de la desnudez y no en hacer competiciones absurdas.
Peor me parece la afición por no desnudarse a la hora de hablar. Hablar desnudo es pensar de forma abierta y decirlo con honestidad, contando con la posibilidad de no tener razón y, sobre todo, escuchando al otro y viendo lo que de razón puede tener el otro. El otro es la vía natural de crecimiento y de aprendizaje.
El que no está dispuesto a desnudarse se suele vestir con la armadura de lo que siempre supo, de lo que le contaron, de lo que le valió un día y de lo que quiere que le valga a todo el mundo porque le valió a él. Y repite una y otra vez siempre lo mismo, y no deja hablar porque no deja de hablar, y, si oye, oiga lo que oiga, no le valdrá nunca lo que le digan.
Es posible que estos que no están dispuestos a desnudarse oculten lo que de verdad piensan con el mismo miedo con el que ocultan sus cuerpos para no ser vistos. El vestido es la mentira del cuerpo. La cerrazón es la mentira del pensamiento.
A veces creo que además de no desnudarnos al hablar, lo que hacemos es disfrazar nuestro discurso. Los políticos lo hacen fenomenal: embrollan de tal manera lo que dicen -creyendo que lo embellecen-, que nos despistan, nos alejan de ellos mismos. Así tratamos de vendernos mejor, así nos creemos más listos, mejores... Y sin embargo, lo que hacemos es escondernos, ocultar lo verdaderamente hermoso que hay en nosotros: lo innato.
ResponderEliminarCreo que por eso me gusta tanto la poesía. El poeta -bueno- se despoja de todo, se abre en canal (últimamente empleo mucho esta expresión) y suelta su verdad desnuda al mundo. Y el que quiera entender, que entienda.
Me gusta tu reflexión. Lo único, comentar que odio el desnudar el alma por dinero, tal como lo hacen algunos "cafres" en los medios de comunicación. Eso es mucho peor que enseñar el culo de vez en cuando....
ResponderEliminarHola Casal!!! Soy Elena, por fin entro en tu blog! Aunque veo que llego tarde y me he perdido mucho (ya iré investigando un poco con calma). Creo que me gustará esto...
ResponderEliminarSobre tu entrada... estoy totalmente de acuerdo contigo, aunque soy la primera que no suele desnudar su alma, no se si será por mis prejuicios o por que! El caso es que no es fácil.
Bueno seguiré entrando a visitarte, está bien descubrir sitios así. Besos!!!