Esta mañana me ha despertado un
soberbio concierto de los pájaros residentes en los árboles de los
alrededores. Ha sido un agradabilísimo despertar que me ha recordado
mi infancia. Yo nací en una ciudad marítima y militar en unos
tiempos en los que los militares estaban en todo lo que se cocía.
Me acuerdo de que en los días de fiesta grande una banda militar recorría
la ciudad a las claras del día ejecutando lo que se llamaba una
diana floreada. Consistía en una paseo de la banda tocando por las
calles marchas militares y pasodobles del estilo de Soldadito
español o Banderita, tú eres roja. El mensaje al
ciudadano, aparte del 'Aquí estoy yo' militar, era el de que había
que levantarse ya, porque aquel día era fiesta y había que
disfrutarla desde bien temprano. Recuerdo que, precisamente porque
eran días de fiestas, yo me solía acostar tarde y el paso de los
músicos lo vivía más bien como un atentado a la intimidad. En aquellas
ocasiones, a la vez que me acordaba malamente del del trombón, del
de la tuba y, sobre todo, del del bombo, iba empezando a criticar las
tradiciones, que, cuando no entraban dentro de una racionalidad que
se pudiera compartir, me parecían aberraciones. Pero, gustara o no,
la diana floreada era una invitación a la fiesta, a vivir la fiesta.
Y resulta que, con un poco de suerte,
podemos disfrutar de esta diana de los pájaros, que no pían para ti
ni para mí, sino para todos, que lo hacen gratis, cada día,
anunciando a todos los vientos que se avecina la fiesta de la vida.
La llamada de los pájaros es un recuerdo de que cada día es una
fiesta, una invitación a la alegría y a la creación de un mundo
bueno para todos.
Hoy seguramente ha sido una buena
fiesta. Aunque esto del día de las madres tiene un origen y una
pinta muy comerciales, no deja de ser una oportunidad para expresar
cariño o, quizás, buenos recuerdos, de sacar afuera unas emociones
que deberían vivirse con la misma intensidad todos los días del
año.
Espero, sin embargo, que algo de cariño
te haya quedado para repartirlo entre los demás y que, ahora que
empieza la noche, puedas decir que las quieres a muchas más
personas. Formemos hoy también esa alegre nube de cariño mutuo que
nos reconforte y que nos haga mejores, más humanos. Cuando sientas
que vas a sumergirte en el sueño, lanza un beso al aire de tu mundo
y deja dispuesto el cachetito para que los que pensemos en ti te
besemos. Buenas noches.