En el “Tratado sobre los desórdenes nerviosos de las mujeres” que publicó en 1840 el muy eminente doctor inglés Thomas Laycock, aseguraba que cuanto más tiempo pasan las mujeres unas con otras, más excitables e indolentes se vuelven; un gran problema, al parecer, en los talleres de costura o las fábricas con obreras pero, especialmente, en las escuelas públicas, donde, advertía, corrían un riesgo severo de excitar las pasiones y de verse arrastradas a entregarse a prácticas nocivas tanto para el cuerpo como para el alma. Item más, novelas, cuchicheos, poemas y cultura en general son muy peligrosos, sobre todo si se comparten. Lo que puede parecer un afecto de hermanas o un capricho de colegialas –dice- debe ser diagnosticado como el pernicioso antecedente de los paroxismos de la histeria y en medio de esas tensiones se contagian fácilmente unas a otras y pueden arrastrar a una catástrofe a familias enteras...
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