Tal día como hoy de 2014 murió Lorin Maazel.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
No me parece que sea muy difícil de entender. El habla la van creando los ciudadanos. La Real Academia va recogiendo de vez en cuando en su Diccionario lo que el pueblo va creando, para que cualquiera pueda entender el significado de las palabras que lee u oye. Así han nacido palabras tan feas, en mi opinión, pero tan reales como curro (por trabajo), tronco o tronca (por amigo, amiga o colega), madero (por policía) o botijo (por botellín de cerveza). El lenguaje es algo vivo, en el que a cada momento van naciendo nuevas palabras. Unas duran más y otras, menos. Unas adquieren un uso multitudinario y otras van quedando en los armarios del recuerdo, pero no todas las palabras de una lengua son solo las que vienen en el Diccionario.
Algo de esto ocurre en el acto de denominar en femenino el nombre de un oficio cuando lo ejerce una mujer. El castellano no tiene ningún problema en hacerlo, siempre que se pueda gramatical y morfológicamente. Estamos muy acostumbrados -y lo vemos con toda normalidad- a decir maestro y maestra, profesor y profesora, carnicero y carnicera, ministro y ministra, médico y médica y tantos otros ejemplos que podríamos poner. No entiendo por qué hay personas que se han rasgado sus vestiduras, dejando al aire sus sentimientos, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su reciente visita a los países bálticos, se refirió a los militares que estaban allí como soldados y soldadas. Si en los ejércitos no es todavía común llamarlas así, no veo por qué no es adecuado empezar a hacer visibles a estas mujeres y denominarlas con un nombre que revele su sexo y su trabajo, al igual que se hacía cuando solo lo formaban hombres. Solo a una actitud inmovilista y desconocedora de lo que es la vida de una lengua le parecería mal.
Cristina de Pizán fue la primera mujer que se dedicó a escribir de una manera que hoy diríamos profesional. El blog MasticadoresFEM me ha publicado un artículo en donde expongo su vida, de mujer independiente del siglo XV, y su obra más importante, La Ciudad de las Damas, que hoy se puede encontrar en las librerías.
Puedes leerlo aquí.
Érase un país en el que los ciudadanos querían leer, deseaban aprender, procuraban que sus informaciones fueran fiables y tenían mucho cuidado en no decir tonterías, porque era un deshonor que les pudieran tomar por tontos.
Ese país cambió.
Algunos ciudadanos dejaron de leer, ya no le daban demasiada importancia al aprender, admitían cualquier información que congeniara con sus sentimientos y aceptaban de muy buen grado cualquier tontería que dijeran quienes los tomaban por tontos sin que ellos se dieran cuenta.
Algo raro pasó en ese país.
El ruido es en la actualidad el gran valor añadido para muchas personas. Te venden cañas con ruidos, te montas en un coche con ruidos, hay niños que van por la calle con ruidos, aunque molesten, qué más da, la sociedad genera muchos ruidos, se protesta con ruidos, se habla con ruidos. El ruido es el gran espectáculo sonoro vacío, profundamente vacío. El silencio es el gran valor para unos pocos y algo insoportable para la mayoría. El ruido se puede comprar. El silencio, es difícil de encontrar.