Son muy divertidas las hipótesis sobre el origen
geográfico de nuestra primigenia tribu indoeuropea, a partir de las
palabras compartidas por las lenguas actuales, de fenómenos
climáticos o de animales y árboles. Los términos para oveja,
vaca o caballo son parecidos en muchas lenguas, desde
Irlanda a la India; oso, lobo o ciervo, casi
igual; haya y salmón dan pistas, pero ¿y si han
cambiado la flora y la fauna?
El retrato robot de nuestro hábitat ancestral sería
un territorio montañoso, con encinas y robles, con lagos de montaña,
con ríos de corriente rápida, cielos cubiertos, tormentas y
ventarrones, lluvioso, frío y con copiosas nevadas, pero con veranos
calurosos. Sin tomar todo esto muy en serio, la hipótesis más
barajada es la de las estepas del sur de Rusia, pero según otros, al
sur del Cáucaso. Y hay otras muchas teorías.
Veamos el clima.
HIELO
En latín gelu es frío y glacies,
hielo. En español tenemos a partir de gelu, helar,
helada, gélido (los adjetivos siempre tan fieles al origen
etimológico), helado, deshelar, deshielo, congelar, congelador y
anticongelante; gelatina, del italiano gelatina,
derivado del gelato (el helado es una de las grandes
aportaciones de Italia a la cultura universal, junto con el arte
renacentista); jalea, antes jelea, del francés gelée.
Y a partir de glacies, glacial y glaciar. Hay una
sustancia, el GEL, que cada día tiene más importancia en la
industria, término acuñado por la química moderna, a partir de
gelatina, para eso que ya llaman algunos el cuarto estado físico de
la materia; no es ni sólido ni líquido, ni gaseoso, claro. Hiel
se parece, pero no tiene nada que ver, viene de otra raíz, el latín
fel, de la familia de ciertas palabras relacionadas con
colores entre amarillo y verde claro. En griego el hielo se llama
krýstalos, de donde, por la semejanza, viene nuestro
cristal. Así que, si decimos: "Mira qué cristales de hielo",
hacemos sin darnos cuenta una semejanza en sentido contrario al
verdadero. En euskera es izotz, agua fría, de iz,
agua y hotz, fría.
NIEVE
En latín nix-nivis. Y tenemos nevar,
nevera. Se relaciona con el inglés snow y la raíz
está en todas las lenguas indoeuropeas. La nieve es tan blanca, tan
hermosa... Y el nombre también es hermoso: nix, nieve,
neu, neve, elurra, neige,
italiano neve, griego nifás, inglés
snow, ruso sneg, alemán schnee,
lituano sniegas, polaco s'nieg...
De ez (no) y lur (tierra),
elurra sería no tierra, que impide ver la tierra, qué
bonito. ¡Estoy oyendo a Jacques Brel cantando "Il
neige sur Liège"!
Claro, que en ocasiones el invierno es duro y
peligroso. Pero, tranquilidad, que ya se va acabando.