Intento recibir con cariño, tratar con
cariño y despedir con cariño. Es posible que a veces me equivoque,
pero esa es mi intención. Me parece la manera más humana de tratar
a las personas. No te pido que lo hagas tú, pero me atrevo a
sugerirte que lo pienses. Buenos días.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 31 de octubre de 2013
miércoles, 30 de octubre de 2013
Buenas noches. La cultura del tacto
Me decía no hace mucho aquí mi amiga
María Dolores que cada vez se le tiene más miedo a la cultura del
tacto. Creo que en bastantes casos es así. No siempre estamos
dispuestos a aceptar con naturalidad que nos toquen voluntariamente,
que nos tomen la mano, que nos la pongan en el hombro, que nos
agarren del brazo para caminar, que nos besen. Mucho menos que nos
acaricien la mejilla o que nos den un abrazo. Y, sin embargo, el
tacto -sentido que se localiza en la piel de los humanos- es
imprescindible para vivir, mucho más importante que todos los demás
sentidos. A través del 'tacto' nos ponemos en 'contacto' con las
demás personas y, en general, con todos los seres de la naturaleza.
Me da la impresión que el tacto en
muchas ocasiones no se pone en práctica, precisamente por el miedo
al contacto físico, cosa que puede que sea consecuencia de un cierto
miedo al contacto humano. Es posible que la cercanía de algunas
personas incomode a otras y traten de evitar esa situación rehuyendo
el contacto físico. Quizás ciertas experiencias negativas o ciertos
prejuicios colaboren también a alejarse del tacto y del contacto.
Las religiones, una vez más, se han encargado de fomentar todos
estos prejuicios negativos.
A mí me parece que habría que hacer
el esfuerzo por limpiarnos la mente de prejuicios y por convencernos
de que la vida es básicamente un conjunto de relaciones. Somos la
consecuencia de un sistema de relaciones con todo lo que nos rodea y
esas relaciones, en muchas ocasiones, se materializan, se profundizan
y se incrementan con el contacto físico. No creo que, en principio,
deba haber nada malo en besar, abrazar o tocar a una persona.
Eliminar de la vida estas experiencias es renunciar a sentir el
cariño, la cercanía o la amistad de una manera clara y potente.
Huir del contacto físico es vivir peor.
Da gusto cuando te encuentras a
personas que no solo no rehuyen el contacto, sino que lo practican
con una naturalidad digna de valorarse. Por poner un ejemplo, diré
que no hace mucho me dieron uno de los besos más sinceros y
espectaculares que yo recuerde. Estaba yo en la barra de un bar muy
concurrido en el que conozco a su encargada, una mujer vital,
expresiva, trabajadora y cariñosa como ella sola. Tenía un trabajo
enorme yendo de un lado para otro cargada de platos y bandejas.
Cuando me vio y pasó por mi lado, iba a gran velocidad con ambas
manos ocupadas. A mí cada uno me llama como le da la gana y hace
bien. Ella me llama Manu. Al llegar a donde yo estaba, me dijo 'Hola,
Manu'. Podría haber bastado eso como saludo, pero me soltó un
besazo enorme en la manga de la camisa, porque su tiempo no le daba
para más, el espacio era escaso, su estatura es baja y sus ganas de
cercanía y de expresar sus sentimientos le impulsaron a hacer lo que
en esos momentos podía. Me llegó muy adentro ese beso.
Está claro que tu vida es cosa tuya y
tu forma de relacionarte también. A mí me gustaría saber tu
opinión sobre este asunto porque en él está en juego nuestra forma
de vida. Buenas noches.
Buenos días. Los sentidos
Hay veces en las que nariz ve, los ojos
hablan, la boca oye, los oídos huelen y la piel lo siente todo a la
vez. Si te parece que estoy diciendo un disparate, libera un poco tu
mente, échale un poquito de imaginación y lo comprobarás. Buenos
días.
Buenas noches. Sobre el ojo del culo
Puse aquí días pasados una noticia
sobre una exposición que se había celebrado en la Fundación
Serralves, de Oporto, en 2006, en la que se mostraban varias
fotografías de anos, con el título de 'El ojo del culo'.
Se generó enseguida una breve
discusión sobre si la muestra, por su contenido, podía considerarse
como arte o no. En mi opinión, creo que no se puede mantener hoy esa
visión del arte como algo asociado exclusivamente a la belleza, sea
esta lo que sea, sino como un vehículo de expresión y de
comunicación en el que cabe cualquier tema que el artista quiera
presentar, sea bello o no.
Pero me gustaría fijarme en que
algunas personas rechazaban el carácter artístico de las obras
porque lo que aparecía en ellas era una parte del cuerpo humano que
consideraban poco presentable, en este caso, el ojo del culo. A mí,
por el contrario, me gusta defender una idea más natural y más
integral del cuerpo humano. Todo el cuerpo me parece que es bueno.
Todo él es presentable y no debemos condenarlo ni a él ni a ninguna
de sus partes.
¿Por qué se nos inculca, en general,
la idea de pudor o de que hay partes del cuerpo que tienen menos
categoría que otras o que no se deben mostrar? Observo que hay
ciertas concepciones del poder, poco dadas a promover las libertades
de los ciudadanos, que saben bien que la mejor manera de crear seres
sumisos y obedientes es inculcarles normas y prohibiciones que
impidan el gozo y el placer de vivir con naturalidad. Es como si
tuvieran mucho interés en acostumbrarnos a que no seamos libres y la
mejor manera de hacerlo es comenzar por nuestro propio cuerpo. Todo
lo que somos como personas tiene su asentamiento en nuestro cuerpo,
pero si en el cuerpo instalamos zonas negativas, prohibiciones,
vergüenzas y ocultamientos, nuestra vida se resentirá. Si no
podemos ser dueños de todo nuestro cuerpo, tampoco lo seremos de
nuestra vida, que se la entregaremos, en proporción a nuestras
renuncias, a quienes generan esas normas y esas prohibiciones. A
través del miedo y de ese invento tan curioso que es el pudor, que
se instalan en nuestras mentes mediante la educación y las prácticas
sociales, vamos entregando el dominio de nuestros cuerpos a quienes
son capaces de presentarse como sus hipotéticos dueños, sin que
reaccionemos a tiempo ni reivindiquemos nuestra propiedad sobre él.
Es así como las religiones se han ido
adueñando del cuerpo y del sexo. Nuestras zonas sexuales parece que
hay que ocultarlas, sin que se sepa muy bien cuál es la razón
concreta que lo justifique. Los pechos femeninos -no los masculinos-
tampoco quieren que se muestren. Determinados poderes patriarcales se
consideran dueños del cuerpo de las mujeres y prohiben o controlan
el aborto hasta los límites que el pueblo les deja. El pelo de las
mujeres es también frecuentemente objeto de atención religiosa y
obliga en ciertas ocasiones a que sea cubierto con velos. Los
fundamentalismos más machistas intentan prohibir que se muestre
cualquier parte del cuerpo de la mujer, llegando, por ejemplo en
Afganistan, a condenar a recibir azotes las mujeres que enseñen los
tobillos.
En esta dinámica, el ojo del culo
sufre también su opresión prohibitiva porque a través de él los
malolientes excrementos salen al mundo. No deja de ser curioso que,
por ejemplo, por la boca de un ministro puedan salir las mayores
maldades imaginables y, sin embargo, nadie prohibe su exhibición,
pero el ojo del culo, aunque esté limpio y reluciente, está
condenado a permanecer oculto. ¿Por qué?
Me parece muy importante revisar
nuestra noción de pudor e intentar justificarla racionalmente. Yo no
alcanzo a ver ninguna justificación admisible y creo que habría que
acostumbrarse a renunciar a esta noción de pudor, pero cada cual
tiene sus propias vivencias e ideas. Y también creo que sería bueno
tener una concepción más natural, fresca y generosa de nuestro
propio cuerpo, sin admitir ninguna prohibición injustificable sobre
él. Todo el cuerpo es bueno. Es la mirada sobre él la que puede que
haya que limpiar. Buenas noches.
martes, 29 de octubre de 2013
Buenos días. Cuidar
Yo te cuido.
Tú me cuidas.
Él se descuida.
Nosotros te cuidamos.
Vosotros me cuidáis.
Ellos no nos cuidan.
¿Se conjuga así el verbo cuidar?
Buenos días.
Buenas noches. Cultívate
No te abandones. Tienes que cultivarte.
El gran mandato oculto de la vida es: ¡aprende! No nos podemos parar
en ningún momento. No somos nada ni nadie, sino que vamos siendo a
cada momento. Vamos siendo más o vamos siendo menos, dependiendo de
cuál sea nuestra actitud. El único camino para crecer, para ser
más, es el del aprendizaje. Aprender quiere decir que hay que dejar
abierta la puerta de la mente y ponerse a leer, a preguntar, a
estudiar, a hacer cosas, a salir fuera, que es donde está lo que no
somos, a criticar, a analizar, a buscar, a cuidar nuestra
sensibilidad a través de las artes, y a interiorizar todo lo que
obtengamos con estos procedimientos. Sólo se ama lo que se conoce y
hay que conocer todo lo que se pueda. No te abandones. Quiérete más,
porque así serás más. Cuanto más te quieras tú, más y mejor nos
podrás querer a los demás. Cultívate, que el jardín te necesita.
Buenas noches.
Más Religión. Más disparate.
El presidente en funciones del
Gobierno, el Sr. Rouco Varela, le ha leído la cartilla, al parecer,
otra vez a monseñor Wert y le ha dicho que como no ponga la Religión
en el Bachillerato para que los chicos se atonten aún más, se va a
condenar y, además, no van a votar al PP ni los curas ni las monjas
ni la mayoría de los contribuyentes católicos. Monseñor Wert se ha
apresurado a acatar las órdenes y se dispone a perpetrar en el
senado el mayor disparate pedagógico de la historia reciente de
España. El obispo Rajoy permanece mientras tanto callado, al igual que
el pueblo fiel.
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