lunes, 17 de octubre de 2011

La llegada de los listos





Es posible que nos estemos olvidando de que elegimos a unos políticos para que gestionen bien la cosa pública, que es de todos y no sólo de ellos, con el fin de que todos podamos beneficiarnos de esa buena gestión.

Ocurre que cuando llegan al poder una serie de listos, que organizan la cosa pública según su propio interés o en el de los suyos o que incluso llegan a destrozar lo público para lograr con ello beneficios privados, no sé por qué extraño motivo no protestamos y los mantenemos años y años en el poder, haciéndonos daño y entregándoles estúpida y gratuitamente nuestro tiempo, nuestros dineros y nuestras vidas. Deben de ser, como siempre, cosas de la ignorancia.

Silvie Vartan

domingo, 16 de octubre de 2011

¿Por qué no el 21 N?



Esto es muy complejo. Demasiado complejo para poder explicarlo bien y para que me entiendan. Van como si la vida fuera eterna. Les regalan cuatro años, al menos, de poder a la derecha para que les castigue, a ellos y a todos los que no los votamos, durante el tiempo que gobiernen. La izquierda, o cualquiera sabe, porque dicen que no son ni izquierda ni derecha, se pone a protestar y a crear conciencia justo antes de las elecciones, para que la izquierda se paralice y gane la derecha por mayoría absoluta. No sé si el objetivo es el leninista 'cuanto peor, mejor' o es que les da igual que cuatro u ocho años de la vida se vayan al garete. Pienso en los que no tienen nada y van a tener menos ahora y no sé si se ha pensado en ellos antes de hacer esto. ¿No hubiese sido mejor hacerlo el 21 de noviembre? Creo que hay un grave problema de estrategia.

Carlos Santana y Wayne Shorter

sábado, 15 de octubre de 2011

La derecha y el poder

Una de los aspectos más preocupantes de la política, más tenebrosos y más desesperantes, es el de la relación de la derecha con el poder. Oyes hablar a un político de derechas y parece que el poder debe ser suyo por una cuestión poco menos que genética o natural. Cuando pierden el poder, el enfado que sufren es de una magnitud y de una expresividad tales que entran ganas de llamar a algún psicólogo para que les eche una mano. Si los ciudadanos supiesen descifrar esto de las miradas y las palabras de los políticos de la derecha, otro mundo tendríamos.

¿Será posible?




Hoy he tenido el feo detalle de comer con la tele puesta. Son esos momentos tontos que tienes y que no evitas por excesiva relajación. Estaban dando el telediario en la primera cadena, que es la menos dañina, y de pronto, emergiendo de la caverna profunda, salió Rajoy con su cara de antiguo, su expresión de cabreo latente y su dicción odontólógica. Dijo, sin mover más músculos que los necesarios:
Cuando gane el PP, mi gobierno no hará ninguno de los recortes sociales que está haciendo ahora el gobierno socialista.
Mi mente está más preparada que mi organismo para los disparates, por lo que éste reaccionó de mala manera. El muslo de pollo se me fue por mal camino y casi me ahogo en el trance. Me salieron del alma dos palabras que no pudieron nacer, como si se hubieran quedado por el camino enganchadas en las interrogaciones:
¿Será posible?
Si vuelvo a cometer el impersonable fallo de comer viendo la tele y sale Rajoy, detendré inmediatamente el funcionamiento del organismo, dejaré los cubiertos en el plato y procuraré oírlo sin mover un sólo músculo. Qué susto.

Billie Joe and Elvis Costello

viernes, 14 de octubre de 2011

Aguirre: No quiero camisetas verdes, ea, ea y ea.

Sigue tomando por tontos a los ciudadanos. Cuenta mentiras, habla de lo que no sabe, manda a sus lacayos a hacer el ridículo, no le importa la democracia, va a lo suyo, cree que lo público es de su propiedad y que lo puede destrozar, habla con un tono ordinario impropio del cargo que ejerce, no le importa dar la imagen de una adicta al poder. En fin, es ella. A estas alturas, si cambia, será a peor. Si fuera sensata, debería retirar la denuncia. Está enseñando mal a los ciudadanos al sacar tantas mentiras por televisión. ¿Es ese tipo de enseñanza el que quiere?

Esperanza, Esperanza, ¡Ay, qué mal se te da gobernar!
Esperanza, Esperanza, en eso eres como Figar. Cha, cha, cha.