Es posible que nos estemos olvidando de que elegimos a unos políticos para que gestionen bien la cosa pública, que es de todos y no sólo de ellos, con el fin de que todos podamos beneficiarnos de esa buena gestión.
Ocurre que cuando llegan al poder una serie de listos, que organizan la cosa pública según su propio interés o en el de los suyos o que incluso llegan a destrozar lo público para lograr con ello beneficios privados, no sé por qué extraño motivo no protestamos y los mantenemos años y años en el poder, haciéndonos daño y entregándoles estúpida y gratuitamente nuestro tiempo, nuestros dineros y nuestras vidas. Deben de ser, como siempre, cosas de la ignorancia.
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