Tengo una impresión que me inquieta y
que me desazona más de la cuenta. Es la de que me parece que vamos
reduciendo de una forma alarmante el uso de la razón como criterio
para plantear los problemas, para decidir su solución y, si no es
demasiado aventurado decirlo, para vivir.
Eso de pararse a pensar, analizar lo
que ocurre, distinguir sus elementos, prever las consecuencias de una
posible acción y diseñar una estrategia eficaz me parecen asuntos
de otros tiempos que nadie está hoy dispuesto a desarrollar. Nos
abrazamos a lo simple como si lo complejo nos diera un calambre
mortal. Salen así consignas tan reduccionistas y tan descabelladas
que cualquier relación con la realidad parece imposible. Muchas de
ellas son verdaderos bumeranes que terminarán haciendo daño a sus
defensores, pero aún así, siguen adelante. Pasa en la política:
“Todos los políticos son iguales” (como abriéndole la puerta al
dictador que ponga orden en este maremagnum imposible). Pasa con la
mujer: “Estas cosas son de mujeres” (y el machismo sigue así
galopando). Pasa en la sociedad: “Ya se sabe que los catalanes, o
los andaluces o... son...” (como si el que lo afirma los conociera
a todos y éstos fueran clónicos) . Pasa en el amor: “Es que el
amor es un sentimiento...” (y, por creerse eso tan ajeno a la
razón, se meten en unos líos inhumanos que suelen degenerar en
tragedias). Nos estamos acostumbrando a vivir basándonos en
simplificaciones muy peligrosas, en reduccionismos que nos ocultan la
realidad. Estamos fabricando un mundo falso lleno de cuentos
irracionales, en el que cada vez vivimos peor y sin remedio.
Ni esta derecha gobernante tiene el
menor interés en que nos pongamos a pensar, no se cosa de que nos
enteremos de lo que ocurre, ni nosotros mismos parece que tengamos
demasiadas ganas de hacerlo. Preferimos un mundo malo, lleno de
chocheras, prejuicios, disparates y simplifaciones, a uno en el que,
por lo menos, supiéramos lo que ocurre, aunque tuviésemos que
ponernos a luchar para mejorarlo.
No me gusta nada la situación en la
que estamos. Y mucho menos la que me parece ver que está viniendo.
Me gustaría mucho estar equivocado. Buenas noches.
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