Magnífica la exposición que se acaba
de inaugurar, con obras del artista de Olot Lluís Hortalà,
en la Galería Fúcares, en la madrileña calle del Doctor
Fourquet, 28. Una preciosa muestra de pintura buena y bella la que
hemos disfrutado en esta ocasión.
Si por un cuadro entendemos una
superficie plana más o menos cuadrada o rectangular, en donde hay
algo pintado, en esta exposición no encontramos ningún cuadro. Los
soportes aquí son variados: redondos, ovalados, alargados, unos
planos y otros convexos, pero este aspecto es en este caso lo de
menos. Lo de más es el estilo de pintura y la belleza que expone el
artista en sus obras.
Si miramos cualquiera de las expuestas,
unas veces nos parece que es una obra abstracta, pero otras,
fijándose, quizás, un poco más, tal vez podamos considerarla en
cierto modo figurativa. En cualquier caso, podrían todas ellas
representar la visión que alguien tiene a lo largo de su ascensión
por una montaña. El autor, que es montañero, quizás refleje esto
en sus obras, y el espectador, menos dado con seguridad a esas aventuras
fuertes, pueda interpretar en ellas el paso por la montaña de la
vida, mostrando la dureza -y, a la vez, la belleza- del camino. Casi siempre, en la mitad del relato, aparece una inquietante grieta,
una trágica separación entre dos aspectos de la vida, entre dos
mundos en plena montaña.
Toda la obra está realizada en tonos
blancos, grises y negros. Esta gama de colores le da a las pinturas
un claro dramatismo, pero también una profundidad que se apodera
pronto de la atención del espectador.
Lo que Lluís Hortalà muestra
en sus pinturas son motivos que no tienen ni principio ni fin. Son
vivencias momentáneas, posibles visiones de paisajes concretos que
tiene alguien que viene de algún sitio y que va a otro lugar. El
panorama visual es agreste, en cierto modo, duro, con un fuerte
componente romántico, a mi modo de ver. Pero también -y esto, al
final, puede que sea lo más importante- lo que observamos es
estéticamente precioso, sugerente y seductor.
El autor usa diversas técnicas
sobre soportes variados en formas y en texturas. El resultado me
pareció espectacular. Creo que son esas obras buenas y bellas que uno nunca se cansa de ver y que en cada mirad es capaz de
distinguir un nuevo matiz, un nuevo detalle, una nueva pintura en la
misma pintura.
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