He tenido la suerte últimamente de
conocer a varios pequeños empresarios, de una calidad humana y
profesional grande, que me han hecho pensar sobre cómo se está
creando trabajo en España. Estos amigos a los que me refiero se
dedican a la hostelería, a la fabricación y venta de muebles y a la
peluquería. Uno de ellos me contaba que le había dicho a los
empleados que él no era el jefe, que era uno más y que la marcha de
la empresa dependía del trabajo de todos. La empresa va de
maravilla. Otra ha sido capaz de crear un ambiente de trabajo tal que
las trabajadoras -son todas mujeres- parecen amigas, más que
empleadas en una empresa. Otra me decía que lo primero en su negocio
es que todos los trabajadores cobren el día 1 de cada mes, y que si
sobra dinero, entonces cobra ella. La empresa va a más cada día.
Yo me pregunto, con independencia de
la crisis financiera y de todas las dificultades que tiene hoy
cualquier emprendedor para montar un negocio, si no estará fallando
aquí una cultura empresarial que, de manera contraria a estos casos
que relato, intenta explotar de mala manera a los trabajadores, con
jornadas eternas y sueldos mínimos. Conozco dueños de locales que
pretenden cobrar alquileres imposibles, pequeños y grandes empresarios que
intentan prácticamente que los empleados les regalen su trabajo,
explotadores sin escrúpulos incapaces de montar un negocio viable y
que intentan poner en práctica su manera salvaje de ver la vida.
Yo creo que en este asunto del trabajo
la ética está fallando estrepitosamente, pero el uso razonable de
las neuronas, también. Buenas noches.
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