"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma." Julio Cortázar
Cuando las palabras ya no tienen nada
más que decir, puede que empiecen las caricias. Deslizar la mano
suavemente por el rostro de la otra persona, tomarla del brazo y
dejar que los dedos hablen, posar la mano en su hombro, frotar
suavemente su espalda, agarrarse a su cintura y otras… Las caricias son
también maneras de comunicarse, de transmitir algo a la persona
acariciada. La clave de la caricia está, creo yo, en saber hacer ver
que el efecto físico que se quiere lograr, sea de placer, de
consuelo o de cercanía, debe sentirlo también y, sobre todo, quien
recibe la caricia y no quien la realiza. Si posas tu mano sobre el
rostro de una persona no es tanto para que tú sientas el placer del
contacto con una piel suave, sino para que esa persona se sienta querida,
considerada y tratada con delicadeza. Si una caricia quiere ser
caricia, ha de estar impulsada por el cariño, porque la caricia es
la llave que abre la puerta de la ternura. Buenas noches.
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