Ayer una señora desconocida tuvo tres
detalles conmigo que me ayudaron a estar mejor. Fueron tres detalles
pequeños, casi sin importancia, pero fueron tres detalles. Además,
no fueron solicitados y vinieron acompañados siempre de una sonrisa.
Si fuéramos conscientes de la fuerza que tiene un detalle para hacer
que quien lo tiene se sienta bien y para hacer que lo esté también
la otra persona, es posible que tuviéramos más. No hay nada mejor
para reconciliarte con la vida y con la humanidad que tener detalles.
Buenos días.
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