martes, 13 de agosto de 2013

Buenos días. Hoy





Hoy es un día peculiar, de esos que con el paso del tiempo vas temiendo cada vez más. Quizás sea un día para celebrarlo, pero no voy a hacerlo invitándoos a tomar unos vinos o unas tapitas. Os quiero invitar a vivir.

La vida es algo demasiado serio como para no hacerle caso. No podemos reducir la vida al convivir, a la familia, al trascurrir más o menos rutinario o excitante de la convivencia cotidiana. Eso es muy importante y hay que dedicarle mucha atención y mucho tiempo, pero no podemos empobrecer la vida hasta el extremo de no ver más allá de lo que ofrece y pide la convivencia. Además de convivir, hay que vivir.

La vida no tiene fronteras. Hay que crecer como seres humanos y eso se hace en el mundo. La vida es el conjunto de relaciones que establecemos con las personas y con las cosas, que traen como consecuencia lo que en cada momento somos. Hay que salir al mundo a encontrar aire fresco, ideas nuevas, personas, problemas, soluciones y fuentes de alegría. La vida es -o debería ser- un dar y un recibir lo mejor de cada uno, un intento de hacer real todo lo valioso que tengamos en la mente. La vida es la inacabable construcción de la vida de cada cual, sin racanerías, con arte, con buena voluntad. La vida es pensar también en los otros, en los que nos rodean a mayor o menor distancia y en todos. Vivir es actuar, hacer, y no sólo recibir. La vida es preocuparse por lo que puedan necesitar los demás. Y pedir lo que se necesita. Y dar afecto a quienes se quiere. Y tomar iniciativas para sacarle a la vida su jugo oculto. Vivir -y vivir lo mejor posible- es lo único importante que tenemos que hacer en el mundo.

Te invito a vivir, si estás en disposición de crear un mundo mejor en el que todos podamos sentirnos humanos. Buenos días.

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