Los dioses, en su infinita sabiduría,
están callados. Los intelectuales, en su infinita meditación, están
callados. Los políticos, en su infinito despiste, están callados.
Los ricos, en su infinita hipocresía, están callados. Los golfos,
en su infinita maldad, están callados. Todos están callados, a
pesar del ruido que producimos haciendo lo que hacemos. Buenos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.