Hoy he llevado a cabo el mayor acto de
valentía que me pedía la vida. No lo he pensado mucho. He hecho
acopio de todo el arrojo que he podido, he visto pronto las
consecuencias positivas que tal acción podía acarrear, he procurado
ver sólo los aspectos positivos, no he pensado en lo dura que podía
ser la vida luego, ni en los cambios drásticos que me vería
obligado a realizar, ni en el susto que me podía llevar realizando
tal acto, ni en los lamentos que podrían venirme a la mente, ni en
los arrepentimientos ni en nada que me pudiera frenar. No he hecho
más que lo que tenía que hacer, con diligencia y con buena
disposición a aceptar lo que el destino dijera. Ha sido una decisión
rápida. Me he preparado la voluntad como para actuar en los grandes
momentos, he dado un paso adelante y me he pesado. Un desastre.
Buenas noches.
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