Empezaron poco a poco a hacer ruido,
pero él tenía sueño y prefirió quedarse durmiendo un rato más.
Pasaron la primavera, el verano, el otoño y el invierno, pero él
tenía mucho sueño y no se levantó a disfrutarlos. Las mejores
creaciones de las artes fueron a la ciudad, pero el sueño hizo mella
en él y no se levantó para verlos. Llegaron los bárbaros y
comenzaron a destrozarlo todo, desde la educación y la cultura hasta
la sanidad y los derechos humanos, y, sin embargo, él no se levantó
de la cama, porque el sueño que tenía era enorme. Le invitaron a
fiestas, a eventos espectaculares, a todo lo que resultaba excitante
para la vida, pero él siempre prefería dormir. De repente,
inesperadamente, un día le pareció sentir que no tenía sueño y
decidió levantarse. Descorrió las cortinas, abrió las ventanas y,
ante su sorpresa, comprobó que no había nada, que ya no quedaba
nada. Buenas noches.
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