Hay corrientes de opinión, cuyos
miembros se autodenominan de izquierdas, pero que en realidad tienen
un comportamiento de derechas, que introducen alegremente a todos los
políticos en el mismo saco, como si todos tuvieran la misma ética,
y tratan de invalidarlos en su conjunto, dando por supuesto que todos
son iguales. Tal simplificación lo que hace es desmotivar al
ciudadano más débil, allanarle el camino al fascismo y facilitar la
llegada al poder del inepto más inmoral y más dañino.
Esto, al parecer, es o muy difícil de
explicar o muy difícil de entender, porque la gente está perdiendo
el sentido de la ética y cree que sólo hay política.
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