Hay ciudadanos que se están
embruteciendo en gran número y a gran velocidad. Unos consiguen un
embrutecimiento activo, como si lograrlo fuera su meta e hicieran
todo lo posible por conseguirla cuanto antes. Otros adquieren un
embrutecimiento pasivo, consecuencia de no hacer nada por conquistar
su humanidad. Nadie los educa, nadie les dice lo que deben hacer ni
lo que no se puede hacer ni por qué. Siguen pautas instintivas, se
guían por los apetitos y son incapaces de pensar como los seres
humanos. Esto ocurre en todas las edades y en todos los estratos
sociales.
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