En la selva el animal más débil
sucumbe y muere antes que el fuerte. Pero en la ciudad, en donde no
hay animales, sino seres humanos, los más débiles deberían ser
protegidos y cuidados para que sus carencias no fueran un impedimento
para sus vidas. Esto es lo que normalmente se pretende que ocurra,
salvo cuando gobiernan los neoliberales. Entonces la ciudad se
convierte otra vez en una selva.
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