La ética le dice a una persona cómo
debe ser su actuación en la vida, qué tipo de relaciones debe
establecer con las demás personas, con la Naturaleza y con las cosas
y cuáles son los valores que le deben mover a actuar. La ética
tiene, por tanto, en su base, una dimensión social ineludible. La
ética es propia de cada persona, pero su sentido es el de aclararle
su forma de vivir en sociedad como el ser racional que es. El mejor
retrato de una persona lo da su ética.
La política es el arte de organizar la
sociedad de la mejor manera posible para que los ciudadanos puedan
desarrollarse como verdaderos seres humanos.
Los grandes problemas para los
ciudadanos aparecen cuando se encuentran con políticos que tienen
una ética mediocre o que, simplemente, carecen de ella. Muchos ciudadanos creen que son malos políticos, cuando en realidad son seres humanos que carecen de una ética justificable.
Es evidente que no todos los políticos son iguales.
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