El 'Libre te quiero' de García Calvo, tan liberador, me da pie a comentar brevemente algunas otras características del amor que me parece que quedan encerradas en el 'te quiero'. Por ejemplo. Nadie te obliga a querer a nadie, ni puedes obligar a nadie a que te quiera. Al decidir tú querer a alguien y al hacerlo de la manera que tú quieres, no siguiendo ningún modelo estándar o de moda, te estás haciendo autónomo, te estás convirtiendo en el dueño de tu vida y de tus decisiones. Nada tiene que ver esto con el reproductor de modelos, viejos o nuevos, pero, en todo caso, exteriores a ti, que hacen que no seas tú el que vive tu vida.
Pero si esto fuera sólo así no sería amor. El amor apunta siempre a la persona amada y, en cuestiones de autonomía, de lo que se trata es, sobre todo, de procurar que la otra persona sea también autónoma, que sea ella la dueña de su vida y de sus decisiones.
A mi modo de ver, las tres primeras expresiones del verso hablan de la autonomía del otro, del crecimiento del otro como persona, crecimiento en el que yo participo desde el 'te quiero'. El 'ni tuya siquiera' se refiere, según lo veo yo, a una especie de limitación que tiene la autonomía del otro: el otro tiene que amar también, y las decisiones con las que se hace autónomo tienen que estar impregnadas también de amor, porque, si no, aparece el egoísmo, el no-amor, y el mundo que estábamos tratando de construir se viene abajo.
Pero si esto fuera sólo así no sería amor. El amor apunta siempre a la persona amada y, en cuestiones de autonomía, de lo que se trata es, sobre todo, de procurar que la otra persona sea también autónoma, que sea ella la dueña de su vida y de sus decisiones.
'Pero no mía, ni de Dios, ni de nadie ... ni tuya siquiera'.
A mi modo de ver, las tres primeras expresiones del verso hablan de la autonomía del otro, del crecimiento del otro como persona, crecimiento en el que yo participo desde el 'te quiero'. El 'ni tuya siquiera' se refiere, según lo veo yo, a una especie de limitación que tiene la autonomía del otro: el otro tiene que amar también, y las decisiones con las que se hace autónomo tienen que estar impregnadas también de amor, porque, si no, aparece el egoísmo, el no-amor, y el mundo que estábamos tratando de construir se viene abajo.
Otra vez que leo te quiero y otra vez que me lío a escribirte...escribo más aquí que en la colmena...
ResponderEliminarQuerer a alguien no implica rechazar a lo que eres tú por ti mismo, a tus posiciones o a tus ideas, sino ser capaz de compaginarlo todo...creo que eso es un arte que bastante poca gente domina. a gente cree que porque alguien diga "sí" y tú digas "no" ya no os quereis y no es en absoluto así, lo que no puede pretenderse es que la personalidad de alguien quede solapada por la del otro...porque entonces no hay amor, hay dominio, hay un juego al que no es nada divertido jugar para una de las partes...o para las demás personas que quieren a esa parte. Si quieres a una persona haces sacrifios de algún tipo por ella, sí, pero no renuncias a lo que tú eres...
Vuelvo a ponerme como ejemplo porque, en este caso, el objeto de mi querer(no digo amor porque no me gusta emplear esa palabra)no piensa como yo en cuestiones políticas. Sin embargo yo me acabo de afiliar a una organización acorde con mis ideales porque, aunque él no me quiera(o no muestre)pienso que el día que eso ocurriera iba a tener que quererme aceptando que yo tengo estas ideas del mismo modo que él tiene las suyas.
En fin, que me enrollo...Un beso enorme y sigue escribiendo estos te quiero que tanto me inspiran...
Por cierto, gracias por los comentarios consecutivos al mío en la anterior entrada del te quiero. Espero que Charo no nos pida que dejemos de darle vueltas, mejor será darle vueltas al emor que al odio...Por cierto, tengo algo que escribir sobre el odio...A ver cuando vuelven a salir por mis dedos las frases que se me ocurren en la ducha...
ResponderEliminarNo es Charo, sino Laura, la que no quiere darle vueltas a las ideas. Charo estaría encantada pensando y hablando de estas cosas. Además, lo hace.
ResponderEliminarLlévate papel y lápiz a la ducha. Realmente es un buen sitio de inspiración.
Muy bueno tu post anterior. Ya te lo comentaré.
Estoy de acuerdo contigo. El amor es un arte de compaginarlo todo. El amante quiere hacer autónoma a la persona amada, pero también él tiene derecho a ser autónomo. Llevar eso bien es un arte y exige mucho diálogo y mucha generosidad. Y también, quizás, alguna capacidad de renuncia. En todo caso, tendría que ser una renuncia voluntaria, nunca exigida al otro en nombre del amor.
ResponderEliminarYo creo que, en caso de duda, conviene recurrir a la actitud, a la intención, a lo que te mueve a actuar, a lo que te lleva a amar.
Joe...
ResponderEliminarVale... Me haré más filosófica y reflexionaré sobre mi decisión, entonces escribiré otra vez sobre el amor...
Pero sólo para que MANUEL vea que me quiero, y mucho!!!
Y que si tengo un buen profesor de filosofía, tengo el mejor profesor de filosofía (tampoco he conocido a otro).
Un beso enorme!!
Luego me paso por aquí con mi reflexión.
Laura