Hay una alameda en Alicante en donde se ven unos espléndidos ejemplares de ficus, como el de la fotografía. El tronco, o las raíces quizás, me parece que tienen una enorme capacidad expresiva. ¿Quién no se emociona o, al menos, no se ve interpelado al contemplar este barroquismo vegetal? ¿No parece que el árbol quiere agarrarse a la tierra por todos los medios posibles? ¿No es lo que hacemos tantas veces? Agarrados a la tierra.
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Tantísimas...Y no sólo a la tierra, también a las personas, a lo que nos gusta, a lo que queremos...De ahí que se diga que te arrancan algo de raíz...
ResponderEliminarAún estoy maquinando mi escrito sobre el odio, ya lo escupiré que aún estoy rumiando...
Un beso y muchas gracias por tu comentario.:D
Joer Manolo, a lo tonto veo que te has pateado media españa eh? jejejeeje
ResponderEliminarMuy bonita esta parte de Alicante, excelente para detenerse a reflexionar, y muy buenos recuerdos me trae.
Sigue deleitándonos con tus fotos y tus pensamientos, un fuerte abrazo!!
Agarrados a la tierra, claro. Y cuando salimos de nuestro ambiente, entonces estamos desarraigados, sin nuestra raíz.
ResponderEliminarMe encantan los árboles de gruesas raíces, y más desde que vi la película "La educación de las hadas", entonces aprendí que hay unos seres fabulosos que habitan en los troncos, o que a veces los gigantes apuntalan los árboles que están a punto de caerse.
Unos se aferran a la tierra, otros a la fantasía y otros a Dios. El caso es agarrarse a algo.
Es verdad, Falsirego, es curioso. Siempre estamos agarrados a algo o a alguien. Es como si la debilidad formara parte de nuestra naturaleza. A lo mejor por eso nos chocan tanto las cosas que vuelan o que flotan en el aire.
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