Cuenta la leyenda que, cuando España estaba gobernada por los musulmanes, un emir marroquí,
Sidi Ali Ben Rachid, se enamoró de una muchacha de
Vejer llamada
Zhora. Cuando los musulmanes fueron expulsados del país, ambos emigraron a Marruecos y el emir, para paliar la añoranza que tenía su amada de su pueblo, mandó construir uno similar, que se conoce actualmente como
Chaouen o
Chefchaouen. Desde el año 2000, ambas ciudades están hermanadas.
Construir el mundo que hace feliz al otro. Eso es el amor.
Vejer de la Frontera es uno de los pueblos blancos más representativos de la provincia de Cádiz.
Chefchaouen, en la región del Rif, fue considerada durante algún tiempo una ciudad sagrada. Sus calles están decoradas en colores blanco y añil y la fisonomía de sus habitantes recuerda su origen andalusí.
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Sencillamente preciosa la historia.
ResponderEliminarNo sé si lo he oído en alguna película o lo he pensado en algún momento, pero se dice que el amor y el odio mueven el mundo. Ojalá en todos los gestos nos dedicáramos a construir para nuestro amado un pueblo igual que el que él añora y no pusiéramos tanto ímpetu en crear armas, destruir países y, sobre todo, obtener nuestros propios beneficios.
Un beso y gracias por esta entrada, creo que por parte e todo el que la lea.
El asunto está, Almu, en cómo construir el pueblo, si como me gusta a mí o como le gusta a la persona que amo. Este es el quid de la cuestión.
ResponderEliminarYa me dirás, si las musas te inspiran. Un beso.