Tal día como hoy de 2014 murió Maya Angelou, autora de Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Si tratamos de comprender la situación concreta de la vida de la mayoría de las mujeres en nuestras sociedades, descubriremos que en realidad están rodeadas de una serie de impedimentos, de obstáculos, de dificultades y de barreras que son invisibles con los ojos de la cara, pero no con los de un análisis realizado desde el punto de vista del género. El machista rechaza todo análisis que se base en el género. Eso quizá tenga mucho que ver con su deseo de que no se descubran estas barreras que impiden que las mujeres, por su capacidad, su formación y porque son tan seres humanos como los hombres, ocupen los lugares más altos en la pirámide social.
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¡Qué bien se vive fuera de la pobreza, de la necesidad, de la indigencia, del desamparo! Cuando uno prescinde de los pobres, aparece un mundo que aseguran que es agradable, puede que hasta bonito, en todo caso, apetecible. Pero aparecen los pobres y, una de dos, o ese mundo se viene abajo o se empieza a odiar a los pobres. En realidad, no son los pobres los que aparecen: son los otros, es el otro, el OTRO. Hay una cultura muy egoísta que educa al individuo para que solo valore lo suyo, lo que ha obtenido de cualquier manera, lo que tiene, no lo que es. Estos que viven en un mundo solo de ricos no viven: huyen, miran para otro lado, pierden la vida defendiendo lo que tienen. Para ellos el pobre, el otro, es una amenaza. Han renunciado a la felicidad y han abrazado el estar a gusto con su propio cuerpo. El egoísmo ha modelado su mente. Solo son ellos y su tribu, el yo y los otros yoes parecidos. Los otros no tienen derechos, no tienen derecho a ser. Solo existe su yo. Necesitan a los otros para explotarlos, pero, en el fondo, no quien que existan. Odian, huyen, maltratan, gritan sin saber por qué, existen, pero no viven. Allá ellos.
Amas a quien admiras.
Admiras a la persona en la que descubres valores que merece la pena adoptar, a quien es capaz de ver más allá de los límites de su tribu y solidarizarse con los problemas que sufren otros, a quien crea paz y no problemas, a quien se pronuncia con justicia, a quien hace gala de una formación humana capaz de crear un mundo bueno para todos, a quien no suele decir disparates, y, si los dice, rápidamente pide disculpas, a quien no se mueve por caprichos, ni por ocurrencias ni por intereses particulares, sino por argumentos racionales que cualquier persona con buena voluntad podría entender y aceptar, a quien muestra una mente limpia de odios, a quien respeta la vida de los demás y procura que sea una vida buena, a quien no actúa para ser admirado, sino porque cree racional y emocionalmente que debe actuar así.
Votas a quien admiras.