Divertirse es emplear el tiempo en apartarse de los deberes habituales para entretener y oxigenar el cuerpo y la mente y conseguir un equilibrio sano en la vida cotidiana. La necesidad de la diversión se deriva de la existencia de una vida regida por deberes, sean del tipo que sean.
Observo, sin embargo, que cada vez hay más personas apartadas de sus deberes, que pasan el día fundamentalmente divertidos, buscando la risa fácil, la bufonada a cualquier precio o la huida cómoda. El móvil y los ruidos son los instrumentos preferidos de diversión. He visto a personas divertirse en los lugares más insospechados, algunos hasta peligrosos. Cuando advierto la falta de moral en la sociedad y el aumento incesante de la diversión, se apodera de mí una irrefrenable perplejidad temblorosa.
Buenas noches.