Es comprensible que haya quienes se
preocupen fundamentalmente por los finales: por cómo quedará el
vestido, por como sabrá la comida, por cómo terminará la película
o, incluso, por el gran final, que es la muerte. A mí me preocupa
más lo de en medio, el método, el camino. La vida está en el
camino. Llegar al final saltándose el camino es el gran fraude que
nos hacemos a nosotros mismos.
Buenas noches.