Si a esta sobrevaloración de los
sentimientos, en detrimento de una razón que analice la realidad y
que nos dé argumentos para explicarnos lo que ocurre, le añadimos
el lema que con tanto éxito ha instaurado entre nosotros el
neoliberalismo dominante, eso de que 'Todo vale', la mezcla
resultante es tremendamente eficaz para desintegrar una sociedad que
pueda resultar humana e ilusionante.
Te sugiero que analices desde este
punto de vista cualquiera de los fenómenos que ocurren en el
panorama político mundial y español. Intenta leer buena prensa y
escuchar buena radio, a ver si encuentras alguna 'razón' que
explique cualquiera de las medidas que está tomando Trump. Haz lo
mismo con King John-un, o con las medidas económicas restrictivas
tomadas en España y en otros países y sus terribles resultados, o
con las medidas que toman por su cuenta Rajoy y los de su cuerda, o
con los sucesivos y ruborizantes apoyos de ciertos votantes a
partidos políticos podridos por la corrupción hasta las trancas, o
con las inauditas actuaciones de ciertos independentistas en
Cataluña, o con cualquier fenómeno que se te ocurra. Yo no veo
racionalidad por ninguna parte y sí observo, en cambio, una
exaltación de sentimientos, de apetitos, de deseos o hasta de
obsesiones. Y como nadie entre nosotros se preocupa de que pensemos,
de que analicemos y de que argumentemos racionalmente nada, tendemos
a reproducir lo que vemos y nos vamos dejando llevar poco a poco por
nuestras apetencias, por lo que sentimos o por lo que vemos, sin que
preguntas como ¿por qué? ¿cómo? ¿está justificado? ¿qué
consecuencias tendrá? o ¿y después qué? nos aparezcan en la mente
y nos empujen a intentar contestarlas.
Fíjate, si te parece, en el estilo que
muestran los grandes espacios de la televisión, en el papel que
ocupan en la sociedad el fútbol y los deportes mayoritarios, en la
evolución de los planes de estudios, de los que desaparece cualquier
materia que nos invite a pensar. Quieren exaltar nuestros
sentimientos, quieren que suframos, que nos emocionemos, que nuestros
apetitos estén siempre alerta, que situemos la apariencia sensible
por encima de cualquier otro criterio, pero no quieren que pensemos,
no sea que nos empecemos a explicar lo que ocurre y algún día
intentemos cambiar de verdad el mundo. Son malos tiempos estos para
el ser humano y para la racionalidad.
Buenas noches.