GAETANO DONIZETTI escribió muchísimas operas, y si no es la mejor, “L´elisir d´amore” (1831) contiene un aria famosa, por la emoción que transmite, “Una furtiva lacrima”, la que el protagonista, hombre sencillo de una aldea del País Vasco (las españoladas proliferan en los argumentos de las óperas) ha visto en la mejilla de la joven a la que ama, aunque todo lo atribuye a un elixir mágico que le han vendido, en realidad vino. Hay quien dice que la ópera nace en Donizetti, refiriéndose a ese engendro llamado melodrama que triunfó entre el público burgués menos exigente, mientras otros experimentos intelectuales, de Mozart a Wagner, no eran de su pleno interés.
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