Quiero comprenderte. Intento ponerme en
tu lugar. Procuro entender cómo vives, cuáles son tus condiciones
reales, qué es lo que quieres y qué es lo que consigues. Hago lo
posible por sentir como creo que sentirías tú. Me imagino qué
haría yo si fuera tú. Me hago una idea de tu vida, de tus deseos,
de tu mundo, de tu situación. No encuentro otra forma de quererte
más que intentando comprenderte. Como no quiero juzgarte a la
ligera, sino que hago lo posible por comprenderte, descubro lo que
vales, lo que luchas, lo que llevas dentro, lo que hay más allá de
tu apariencia, lo que consigues. Logro entonces ver por qué dices lo
que dices y por qué haces lo que haces. Me doy cuenta de que lo
importante no son los hechos, sino lo que hay detrás de los hechos.
Es un mundo nuevo, tu mundo, el que aparece ante mí. Un mundo
distinto del aparente, mucho más rico que el se ve a primera vista.
Entonces, me dejo de historias y te quiero. Buenas noches.
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