Le dije que estaba tan contento de
haberla conocido que aún no me lo creía; que detrás de su
apariencia de belleza, había un profundo pozo de bondad; que su
alegría brotaba por todo lo que hacía; que sus ganas de vivir eran
contagiosas; que su vida era una constante pregunta para la de los
demás; que no quería que se fuera de mi vida; que la entendía,
aunque a veces fuera difícil hacerlo; que no le pedía nada, sólo
estar cerca; que para mí era una persona importante, que la quería.
Creo que me entendió, aunque se lo dije sin pronunciar ninguna
palabra, sólo acariciando intensamente su mano con la mía. Buenas
noches.
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