No tiene por qué ser algo
espectacular, ni caro, ni raro. Las personas buenas -y, también, las
personas mayores- suelen tener un alma de niño y disfrutan con
pequeñas cosas. Deberíamos mostrar la grandeza de tener pequeños
detalles con ellos. Con frecuencia son personas generosas y, aunque
la generosidad se ejerce a fondo perdido y sin pedir nada a cambio,
es muy humano hacerles ver de vez en cuando que la vida también se
acuerda de ellas. Buenas noches.
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