-Hoy vamos a hacer ejercicios de
lectura, -le dijo la monja. A ver, Marianito, que esto es muy
sencillo. Mira. La B con la A suena 'ba'. Y, si le añadimos una R,
se lee 'bar', como ese sitio a donde van papá y mamá a tomar cañas. ¿Cómo es, Marianito?
-'Bar', dijo Marianito con mucha
claridad.
Muy bien. Luego, la C con la E se lee
'ce'. Si juntamos las dos cosas que ya sabemos, suena 'Barce'. Esto
te servirá luego para cuando tengas que hablar de Barcelona, por
ejemplo, porque empiezan igual.
-Ah, esssstá bien- dijo Marianito.
-Muy bien- dijo la monja mecánicamente.
-Sigamos. La N con la A, se lee 'na',
pero si le añadimos una S al final, sale 'nas'. A ver cómo te sale,
Marianito:
-'Nas'- dijo el niño con toda
claridad.
-Ahora, si unimos las dos sonidos que
hemos aprendido 'Barce' y 'nas' y le ponemos una tilde -espero que
sepas lo que es una tilde, Marianito, rico- en la A de 'Bar', resulta 'Bárcenas'. A ver, repítelo tú solo, hijo. Puedes alargar la s final
si te apetece, que ya veo que te apetece mucho. Anda, dime, ¿cómo
es?
Marianito empezó a ponerse rojo, verde y violeta, pero no fue capaz de pronunciar la
palabra entera. A pesar de la insistencia de la monja, no hubo manera.
-Pues te castigo a soportar tres ruedas
de prensa con preguntas y a jugar todos los recreos con los
periodistas- le dijo la monja.
-No, no, essso no, por favor- gritó
Marianito con los ojos que parecía que se le iban a salir de sus
órbitas.
El niño vivió con mucho sufrimiento
aquel episodio y se le formó un trauma de mucho cuidado porque no podía
pronunciar aquel nombre. La monja, sin embargo, viendo lo que podía
venir después, le dijo con el gesto muy serio:
-Pues, si no te sale 'Bárcenas', con
los fácil que es, mañana vamos a aprender a pronunciar 'Dimisión',
'Impuestos a los ricos' y cosas así. A ver qué va a ser esto.
Así fue como al niño Marianito se le
formó un trauma que le impedía pronunciar algunas palabras. Cuando Marianito salió del colegio, seguía en la misma situación. La monja decía que parecía que las palabras se le pudrían en el
cerebro.
Espero que tú puedas pronunciar cualquier palabra. Buenos días.