Leyendo lo que otros escriben se aprende mucho y se disfruta. Pero cuando quien escribe te cuenta de viva voz a tu lado por qué escribe y para qué escribe, además de aprender, se siente una cercanía y una comunicación que es una mezcla de palabras, de emociones concentradas, de empatía urgente y de humanidad realizada difícil de obtener de otra manera.