viernes, 21 de agosto de 2020

Dicho en el pasado. Por delante



21 de agosto de 2013
Si plantas un árbol y no lo pones vertical, crecerá torcido. Si está en una zona de vientos fuertes, es posible que crezca de tal forma que sea prácticamente imposible que vuelva alguna vez a crecer con normalidad.Lo mismo ocurre con la educación de los niños y de los jóvenes. Hay veces que en la propia familia están las ideas un tanto torcidas y, si se le inculcan así al niño, comenzará un proceso de deshumanización que, si se ve impulsado por el viento de una educación poco adecuada, terminará por crear un ser extraño, poco desarrollado y sumido en un proceso de degradación poco recomendable.
A mí nadie me dijo que lo hiciera y por eso no lo hice, pero si yo tuviera ahora veinte años, revisaría todas las ideas, costumbres, valores y criterios que me inculcaron en mi infancia. Aún lo hago con frecuencia, pero entiendo que cuantos más años se tienen, más difícil es enderezar el árbol.
Me pondría a pensar qué idea tengo de la libertad y si va acompañada o no de responsabilidad, si las igualdades son importantes o no en mi vida, si tengo claro lo que es la educación física, qué papel juegan las costumbres en mi vida, si significan algo para mí la solidaridad y la generosidad, cuál es el alcance de la higiene, si tengo suficientes fuentes de placer para elegir y para disfrutar de varias maneras, si sobre el sexo tengo claro con quién, cómo y para qué, si mi cuerpo es mío o no, si debo ocultarlo o no, si es fuente de mal o no, si debo cuidarlo y cómo, si entiendo lo que significa el amor, si habría que configurar la convivencia de una manera distinta y si la vida tiene sentido y dónde hay que encontrarlo.
Hay que intentar ir siempre por delante de la vida, porque si no, la vida hace con uno lo que quiere.

Mary Montagu. Hombres y Mujeres de Ciencia. El Calendario de Bautista. 21/ 8/ 2020



Tal día como hoy de 1762 murió Mary Montagu

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jueves, 20 de agosto de 2020

Calma y delicadeza



Trata tu cuerpo con calma y con delicadeza.
Lávate la cara con calma y con delicadeza.
Suénate la nariz con calma y con delicadeza.
Mastica con calma y con delicadeza.
Límpiate los dientes con calma y con delicadeza.
Acaricia con calma y con delicadeza.
Habla con calma y con delicadeza.
Ríete con calma y con delicadeza.
Discrepa con calma y con delicadeza.
Adórnate con calma y con delicadeza.
Vive con calma y con delicadeza.
La calma y la delicadeza solo se alcanzan
en un estado muy alto de la bondad,
y la bondad debe ser tu meta.

Paul Ehrlich. Hombres y Mujeres de Ciencia. El Calendario de Bautista. 20/ 8/ 2020



Tal día como hoy de 1915 murió Paul Ehrlich

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Los jueves, músicas nuevas. Sam Cooke


La voz exquisita de SAM COOKE cantó el clásico "Summertime" de Gershwin, del que se calculan unas 38.000 versiones, pero también grabó una versión rápida, un "uptempo" muy curioso.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Dicho en el pasado. Las palabras y el cariño


19-8-2015
Si quieres a alguna persona, intenta que viva en paz. Procura comprenderla. Si ves que no tiene razón, no la juzgues. Haz lo posible por que entienda tu punto de vista. El cariño no solo se muestra con besos. La mayor parte de las veces, se demuestra con palabras.

Blaise Pascal. Hombres y Mujeres de Ciencia. El Calendario de Bautista. 19/ 8/ 2020



Tal día como hoy de 1662 murió Blaise Pascal

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martes, 18 de agosto de 2020

¿Escraches buenos y escraches malos, o es el odio?



Los escraches están mal. No me parecieron bien cuando los hacían los de Podemos. Ahora se los hacen a ellos los de ultraderecha. Los escraches me siguen pareciendo mal, pero de lo que no se dan cuenta estos de ahora es de que los están justificando. ¿Por qué los suyos son buenos y los de Podemos, no? ¿Por qué Podemos no los puede hacer y la ultraderecha, sí? Son escraches los dos. Si los de Podemos estaban mal y ellos reproducen el mal a sabiendas, moralmente quedan descalificados, aunque no sé si eso será algo que les importe demasiado, ni a ellos ni a casi nadie. Lo que, en todo caso, me queda claro es que les mueve el odio, el afán de venganza, las ganas de causarle mal a los otros, la alegría de ver sufrir al enemigo. No me imagino a nadie sano viviendo con quienes hacen del odio y la venganza, al parecer, irrefrenables, la razón de ser de sus actos. Y, mientras tanto, la fiscalía bien ¿no?

Lo que les apetece



No es que tengan mala intención. No se trata de un deseo consciente ni voluntario de causar el mal. Los actos absurdos que se les ve hacer y los disparates que van dejando a su paso con tanta frecuencia más parece que se deben a la educación que han recibido o, quizá, a la que no han recibido.
Educar a alguien, tenga la edad que tenga, para que pueda vivir en sociedad como un ser humano consiste en decirle con claridad lo que tiene que hacer y, a la vez, explicarle con igual claridad las razones por las que debe tener ese comportamiento. Si esto no se da, lograremos, en el mejor de los casos, convertirlo en un autómata que se ha acostumbrado a realizar ciertos actos mecánicamente, pero sin saber por qué los hace ni el sentido que tiene hacerlos.
En el momento actual, desgraciadamente, lo más habitual es que los comportamientos sociales se copien sin más. Muchas personas que no han alcanzado la madurez, aunque tengan muchos años, hacen lo que ven, lo que practican los de su grupo más cercano, lo que parece dictar la moda. Son adolescentes de diversas edades.
El problema está en que no se puede vivir en una sociedad humana si sus miembros no son conscientes de lo que hacen, de las consecuencias que eso tiene para sí mismos y para los demás, de lo que podría ocurrir si todos hicieran eso que están haciendo, del poco respeto que ponen en práctica.
Lo que hace que una persona esté formada y actúe como un ser humano es la costumbre de pensar en todos estos factores antes de actuar, pero, lamentablemente, en nuestra sociedad eso no lo veo. El único criterio que observo en lo que se les dice a los niños y en lo que hacen muchos de quienes ya no son niños es el del apetito. Cada vez hay más costumbre de hacer solamente lo que a uno le apetece, no lo bueno, lo conveniente o lo necesario, sino lo que apetece. Si molesta o no, si respeta o no, si destruye o no, si se hace daño o no, es algo que preocupa poco. Ni siquiera el ridículo parece frenar a estos adolescentes deseosos de dar rienda suelta a sus apetitos, muchos de los cuales llegarán a la vejez sin haber pasado por la madurez.