El problema fundamental de la vida es un problema ético.
¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano?
¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
He tenido la oportunidad de ver en el
Teatro de La Latina, Fedra, la obra de Paco Bezerra,
dirigida por Luis Luque, basada en una de las versiones que
hizo Eurípides sobre el enamoramiento de la protagonista y su
hijastro. Es un texto muy bien escrito que pone sobre la mesa asuntos
tan centrales como la posibilidad del amor, de la libertad, el
sentido de la verdad y de la mentira, la importancia de los
sentimientos en la vida de una persona o la comprensión del otro,
que permite la lealtad antes que el juicio. Un texto para meditarlo.
La interpretación me ha parecido
magnífica. Lolita Flores brilla haciendo una Fedra que
convence por la naturalidad y la fuerza con las que logra que
aparezca. No hay que perderse la enorme expresividad de las miradas
de Lolita. Parece una actriz consumada y seguramente lo es. JuanFernández, Críspulo Cabezas y Eneko Sagardoy
dan vida con convicción a los papeles masculinos, especialmente, a
mi modo de ver, el segundo de ellos, interpretando a Hipólito.
Es indescriptible el placer de ver y, sobre todo, oír decir el texto
a Tina Sainz. Una vocalización perfecta en un tono siempre
adecuado y a un ritmo que permite al espectador seguir con facilidad
sus argumentos. La puesta en escena es muy sugerente y la dirección
está encaminada a darle importancia al texto sobre todo lo demás.
El vestuario de Almudena Rodríguez Huertas me pareció muy
elegante. La obra me ha emocionado.
Fedra triunfó en el Festival de
Mérida, lo hace en Madrid y dentro de unos días lo hará en Murcia
y en Córdoba. Hay que ver esta obra.
A las cacerías van a matar o a
cobrarse piezas. Unos lo hacen porque quieren comer la pieza cazada;
otros, porque quieren venderla para comprar algo; otros, porque les
gusta.
Estremecedor vídeo y estremecedora canción perteneciente al último
disco del gijonés NACHO VEGAS. Guerra, maquis, cárcel... y miradas muy
asturianas. Esto también es memoria histórica.
Unos, poquito a poco, a la velocidad
lenta a la que va creciendo el amor, van intentando crear una vida
más humana y un mundo mejor, en el que podamos estar todos sin que
se resienta la justicia. Otros, mientras tanto, a la velocidad
vertiginosa a la que discurre el odio, y apoyándose en una masa cada
vez mayor de ciudadanos inconscientes, discriminadores en asuntos
varios, con resentimientos entreverados y carentes de sensibilidad,
van destrozando cualquier atisbo de humanidad y creando un mundo a la
medida de los poderosos. Estos manejan grandes redes activas de
intoxicación y de manejo de masas, pero la inconsciencia es muy alta
y el individualismo también. El precio de la dignidad, en cambio,
está por los suelos, y son demasiados los que luchan por conseguir
ser esclavos mal pagados, cueste lo que cueste. Nos han convencido de
que tenemos que callar (lo importante), pero hablando sin parar (de
otras cosas). Estamos bastante perdidos.
¿Y si cuando viéramos hoy a alguna
persona o cuando habláramos con ella, procuráramos fijarnos en
alguna de sus características positivas? Iríamos contracorriente,
pero seguramente estaríamos más a gusto.