Lo peor es el odio. El odio se expande
como una mancha de aceite entre quienes son proclives a odiar. Hay
personas muy débiles, con poco criterio, que en cuanto ven odiar a alguien,
odian ellas también. A diferencia del amor, que se extiende a duras
penas, poco a poco y trabajosamente, el odio crece y crece con la
rapidez de lo fácil y la seguridad de lo gratificante. No, quizás
lo peor no sea el odio, sino la predisposición a odiar. Quien odia
no lo nota, pero desde fuera se ve a quien odia y cómo odia y cuánto
odia. Tendríamos que dejar de odiar. Es el más egoísta de los
vicios. Buenas noches. Besos y abrazos. Y, por favor, amor racional.