Cada vez lo tengo más claro. Al poder
económico no le gusta nada la democracia. El poder económico está,
lógicamente, en manos de los ricos y éstos, más que por sus
posesiones, se han caracterizado siempre por su miedo, su enorme
miedo a perder sus riquezas. Recuerdo, hace años, haber conocido a
un rico, aunque no demasiado rico, que se pegaba enfermizamente al
transistor a mediodía para ver cómo iba la bolsa, por si había que
vender o comprar, no fuera que se le pasara la oportunidad.
Los ricos tienen miedo a los pobres. En
general tienen miedo a que los ciudadanos tomen conciencia de lo que
está pasando, se den cuenta de su propia situación y decidan alguna
vez ir contra ellos. Un rico no puede ser rico sin explotar a los
pobres, pero hacen lo posible para que éstos o no se den cuenta o
admitan que no tienen más remedio que aceptar esa situación. Tienen
miedo a que en algún momento se pongan a pensar y se levanten. Por
eso pretenden hacerse con la educación. Si los ciudadanos se educan
en libertad, si crecen en su actitud crítica, si llegan a conocer
las maniobras que usa el poder económico, es posible que se produzca
la toma de conciencia. Por eso destrozan el sistema educativo, por
eso se hacen con la televisión y la convierten en vehículo de
propaganda y de entontecimiento colectivo, por eso no toleran que
aflore la cultura, por eso hacen que las crisis las paguen los
ciudadanos, a los que les hacen creer que vivir consiste sólo en sobrevivir.
A este juego inhumano, deshumanizador,
anticiudadano y antidemocrático, se prestan unos políticos cargados
únicamente con deseos de dinero y con deseos de poder, pero con una
brutal carencia de formación humana, cultural y política. Ellos se
prestan a acabar con la democracia, con el Estado del bienestar y con
todo lo que sea necesario para que lo que quede sea un campo propicio
a la explotación de todos en beneficio de los ricos. Esto es lo que
está haciendo el PP en España, los neocons en EEUU y los
neoliberales en todo el mundo. Han condenado la educación, la
sanidad, la cultura, las pensiones y a la humanidad y han decidido
que sólo se salvan los ricos. Una corte de mediocres y de votantes
de esta derecha salvaje cree que va a viajar en el vagón de los
salvados, pero aún no saben que pagarán su error. Morirán pobres
también. Nuestra alternativa es clara: o luchamos por la igualdad y
contra quienes no quieran igualdad o moriremos también. Buenas
tardes.
NOTA. Esta sección aparecerá sólo cuando mire y vea algo.
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