No sé si estoy mirando para otro lado,
pero también hay fuentes de placer en la vida cotidiana. Querer a
los amigos y a las amigas y podérselo decir. Incluso querer a
quienes no están ligados a ti por lazos de amistad. Poder dialogar
civilizadamente, racionalmente, tranquilamente. Abrazar, besar,
acariciar, sonreír. Que te abracen, que te besen, que te acaricien,
que te sonrían. Intercambiar palabras amables, cariñosas, llenas de
vida fresca. Poder contar con alguien. Sentir que la vida está por
hacer, pero que la vamos haciendo. Tener esperanza, aunque sea una
cierta esperanza. Saber que todo esto tiene sentido, aunque ese
sentido no siempre se vea del todo claro. Poder gritar y que alguien
te oiga. Poder llorar en soledad si uno quiere o en compañía si lo
prefiere. Sentir que la vida no es sólo cosa de uno, sino que es en
realidad una red a la que uno pertenece con gusto y en la que la
alegría viene de dar y de recibir. Buenas noches.
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