Me emociona ver a esas personas que,
con una altísima calidad humana, son capaces de mostrar su
inteligencia y reírse de sí mismas, de aplicarse su valioso sentido
del humor a sí mismas, creando, con un arte innegable, una situación
gozosa que invita a la risa o a la sonrisa.
Admiro a esas personas que son capaces
de desnudar su alma delante de todos y comunicarnos sus dudas, sus
convicciones, sus penas y sus alegrías.
Me parecen dignas de alabanza las
personas que muestran sus afectos con la misma naturalidad con la que
sonríen o cuentan una historia.
Me fascinan las personas que intentan
conocer cada vez más en qué consisten la vida, el universo y el ser
humano y las que procuran actuar bien, con criterios racionales y
extensibles a todos los seres humanos.
Todo esto me lleva al convencimiento de
que, en condiciones normales, siempre hacemos lo que creemos que es
lo mejor, lo que consideramos que puede ser un modelo de actuación
para cualquiera que lo presencie. Y cuando no vemos esto así, o es
porque no hemos llegado a ser conscientes de que ante los demás
siempre somos un modelo, aunque no lo queramos, o es porque tenemos
algo que ocultar. Buenas tardes.
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