Cuando se tiene poca edad, conviene
tratar con personas mayores para que nos enseñen lo que no sabemos,
especialmente, a ser prudentes, a ser sensatos y equilibrados en la
vida.
Cuando se tiene más edad, conviene
tratar con los jóvenes, para que nos enseñen la frescura y la
fuerza de la vida.
Siempre aprendemos de lo diferente. No
hay mayor estupidez que condenar lo diferente. Buenos días.
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