Somos el fruto actualizado de la historia, de la historia global y de la de cada uno de nosotros. Cuando contemplamos nuestros valores, nuestro estilo de vida y nuestros anhelos, estamos viendo la versión puesta al día de todo lo que ha ocurrido en el mundo para que seamos hoy lo que somos.
Es verdad que corremos el riesgo de olvidarnos de todo esto, de ignorar que en nuestro cuerpo y en nuestra mente influyeron nuestros padres, nuestros abuelos, las guerras que sufrimos, las culturas que nos invadieron, los cambios climáticos que cambiaron la tierra, las berzas y los chuletones que comieron muchos y los estacazos que se dieron algunos primitivos enfurecidos. En concreto, nos olvidamos lamentablemente de que somos hijos de diferentes culturas, que no somos puros en nada y que no tenemos derecho a repudiar a nadie, porque somos todos parte de una misma gran familia universal.
Quienes hoy se declaran racistas o xenófobos hacen gala de ignorar su propia historia y de ser malos hijos de su pasado, y deberían ser reducidos al nivel de analfabetos vitales necesitados de un proceso de formación humana urgente.
Sirva esta pequeña reflexión para que celebremos hoy todos, y siendo conscientes de lo que celebramos, el Día de Andalucía,