LA SENTENCIA DE LA MANADA.
Entrevistada hoy en el programa “360 Grados” de ETB2.
Confieso que ayer al conocer la sentencia sentí tal rabia e indignación, que me produjo náuseas y muchas lágrimas.
Dicho esto, como profesional de la psicología y la sexología que acompaño desde hace décadas a numerosas víctimas de delitos contra la libertad sexual, trataré de dar un par de pinceladas que expliquen con rigor mi punto de vista.
Primero, creo que, quienes desde cualquier ámbito profesional trabajamos con víctimas y victimarios de delitos sexuales, deberíamos estar sensibilizad@s con las cuestiones de género; dado que estas violencias son tan sistemáticas porque tienen una causa profunda estructural que es la desigualdad de género de la sociedad patriarcal.
Y es por ello esencial que recibamos formación en perspectiva de género para no caer en injustas discriminaciones, prejuicios y estereotipos sexistas, revictimizando y dañando a la victima.
En mi opinión, est@s tres magistrad@s del caso es evidente que adolecen de esa formación; y por ello se ha producido este espantoso y grave despropósito de sentencia.
En el informe pericial psicólógico se determina que la víctima presenta un diagnóstico clínico de estrés postraumático; y esto es una grave lesión psicológica que indiscutible e indefectiblemente se produce cuando previamente se han producido unos hechos violentos traumáticos.
Si unimos esto a los hechos probados en la sentencia que hablan de una chica forzada, agazapada, acorralada y humillada en un portal por parte de sus victimarios y en aplastante superioridad numérica y de fuerza, es absolutamente incongruente que partiendo de esto concluyan que no existió violencia y consecuentemente tipifiquen el delito como abuso sexual en vez de agresión sexual.
Para más inri, el voto particular del magistrado Ricardo González pidiendo la absolución, refleja que, aparte de no identificar esa violencia e intimidación, considera además que hubo consentimiento.
Y en su siniestra argumentación explica entre otras barbaridades que percibe excitación en una víctima que está siendo penetrada por cinco bestias de una manada, oral, anal y vaginalmente y sin preservativo y cosificándola y pasándosela como un trapo de uno a otro.
No puede haber modelo sexual más perverso que el que evidencia tener como referente este magistrado; propio del machismo más rancio y dañino y de la pornografía mainstream.
Perpetuando así la cultura de la violación...
La parte positiva de todo ello es que tanto despropósito ha causado en la sociedad una indignación tan grande que ha movilizado a la gente a las calles a pedir justicia e igualdad.
Y todos los medios de comunicación están tratando el tema; con lo cual se está haciendo pedagogía de perspectiva de género de forma masiva. Y esto ha supuesto un punto de inflexión a partir del cual dejarán de estar normalizadas tantas y tantas violencias sistemáticas infligidas por el hecho de ser mujer.
Por último, quiero manifestar mi respeto afectivo, apoyo, empatía y solidaridad con esta joven víctima y con todas las demás; las que están y continúan sufriendo y las que desgraciadamente ya no están.