El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 26 de enero de 2014
sábado, 25 de enero de 2014
Buenas noches. Mediterráneo rojo
El Mediterráneo se vistió de rojo escarlata ayer en Madrid. De sus aguas salían suaves olas que sonaban a
quinteto de cuerda. De sus profundidades llegaba a la orilla,
pobladísima de gentes ávidas de belleza, una brisa gloriosa que
llenaba el espacio y de la que manaba el gozo que sólo las grandes
obras de la vida son capaces de generar. La brisa mediterránea tenía
la calidad de lo bien hecho y los tonos variados, serenos, sencillos
y brillantes de las cosas importantes. Sonaba la brisa a talento, a
sensibilidad finísima, a vida interiorizada, a creación sabia, a
voz sentida, a expresión sencilla y profunda, a armonía fácil, a
caricia estética, a belleza distinta.
La mar mediterránea es la madre de
casi todas las culturas que nos afectan. Ayer la brisa del mar traía
ecos de Cataluña, de Grecia, de Galicia, de Andalucía, de Perú, de
Brasil, del mundo. La mar mediterránea no le pregunta a nadie ni de
dónde viene ni cuál es su identidad, como no lo hizo nunca ningún
ser culto. La brisa del Mediterráneo llega a otros mares y de otras
aguas acuden a él gentes en busca de belleza, de talento, de buen
vivir, de vida sana y compartida y también a dar lo mejor de ellas
mismas.
Ayer todos nos entregamos al
Mediterráneo. Todos nos bañamos en él hasta ahogarnos de placer y
de emoción. Todos nos rompimos la camisa y nos dejamos abrazar por
la brisa que salía alegre y eufórica del Mediterráneo que ayer,
más que un mar, parecía una fuente de agua sonora, limpia,
cadenciosa, de amplios colores, de vibraciones impensadas, de
expresividad delicada, de voz, ritmo y cuerpo animados por un mismo
impulso sobrenatural.
Ayer el Mediterráneo lució en todo su
esplendor en Madrid. Nos enamoró. Nos emocionó. Nos hizo saltar en
aplausos. Ayer el Mediterráneo convirtió la noche en una gran
noche. Ayer, en el Auditorio Nacional, en Madrid, estuve escuchando a
Silvia Pérez Cruz con un magnífico quinteto de cuerda. Venía
vestida de rojo escarlata. Buenas noches.
Lo que veo cuando miro. Mediocres
En un mundo en donde cada vez hay más
mediocres, triunfan los mediocres. Por eso se necesitan personas que
no lo sean. Buenas tardes.
Buenos días. Por no decirlo
Cuánta gente nos ha querido y no nos
hemos dado cuenta. Cuánta gente nos ha querido y ya lo hemos
olvidado. Cuánta gente nos quiere y no lo sabemos. Todo por no
decirlo. Buenos días.
viernes, 24 de enero de 2014
Buenas noches. Darse
Sólo ella parecía amar. Sólo ella
parecía saber amar. El resto amaba mal, quizás porque no sabía
amar o porque necesitaban más ser amados que amar. Uno tenía buena
voluntad, pero prefería imponer sus criterios y se olvidaba de que
el amor debe buscar que la persona amada pueda ser en la vida como
ella misma quiera ser, no como el que ama quiere imponer. Otro sufría
las consecuencias de vivir entre un posible amor ausente y añorado y
otro presente y agobiado. Otra se debate entre alguien de quien tiene
una dependencia sexual, pero con quien es imposible vivir, y alguien con
quien vive, pero al que no quiere. Posiblemente se creyera que amor
es igual a sexo y que sexo es igual a amor y no acaba aún de
descubrir que no es así. Otro es demasiado simple para poder amar,
demasiado lejano para que alguien se pueda sentir querido por él.
Todos parecían frustrados. Todos aparecían como proyectos
sin sentido, desprovistos de la menor racionalidad. Todos parecían necesitar amor, pero
ninguno amaba ni sabía cómo hacerlo.Todos parecían
tener los muebles revueltos en la cabeza y ésta levitando en algún
mundo irreal. Sólo ella sabía que amar era cuidar del otro, ayudar
a crecer al otro, dar su propio tiempo, dar su propia libertad, dar, darse.
Ella es Emilia, la protagonista
de la obra que se representa hasta el 9 de febrero en los Teatros del
Canal, de Madrid.
Buenas noches.
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