Quizás lo más importante de internet,
del grupo de amigos y de amigas que se relacionan por internet, sea
el tiempo que consciente y voluntariamente se regalan. No me refiero
al tiempo que se pueda perder en internet, sino a ese otro tiempo,
ese que es, en el fondo, la propia vida, que se emplea en estar con
el otro, en interesarse por cómo está, en distraerlo, en intentar
concienciarle, en consolarlo, en provocarle alguna sonrisa. A veces
estas personas nunca se han visto, nunca se han dado un beso ni un
abrazo, no conocen el tono de sus voces ni el color real de sus ojos.
Es posible que se idealicen y que se inventen una imagen del otro
algo irreal, pero lo cierto es que dan de sí lo mejor que tienen,
que el regalo que hacen de su tiempo y de su vida es desinteresado y
que, aunque no siempre se lo digan, se quieren.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
lunes, 26 de noviembre de 2012
No todas las violencias son iguales
Cuando un científico quiere saber lo
que ocurre con un fenómeno, lo primero que hace es identificarlo
bien, diferenciándolo de todo aquello con lo que pudiera
confundirse. Después, intenta analizarlo, es decir, separar
los elementos que lo integran, para ver así la influencia que, cada
uno de ellos y las relaciones que establecen entre sí, tienen en el
fenómeno. Luego, una vez vista la estructura que tiene aquello que
se estudia, se trata de averiguar sus causas, las razones que
explican por qué aparece ese fenómeno. Por fin, el conocimiento se
centra en ver las consecuencias que tal fenómeno pueda tener
en el contexto en el que se da. Seguir fielmente este proceso es
intentar conocer bien la realidad.
Insisto en la importancia que en el
conocimiento tiene el análisis de la realidad, la identificación
clara de aquello que se estudia y de los elementos de todo tipo que
lo constituyen. Lo contrario, esto es, no profundizar en lo que
verdaderamente es algo y, aún peor, meterlo en un mismo saco con
fenómenos aparentemente similares, pero que en el fondo no tienen
nada que ver con él, es la mejor manera de no enterarse de nada y de
cometer errores de consecuencias imprevisibles.
Digo esto porque he leído últimamente
comentarios bastante cargados de emotividad, pero ausentes de
razonamiento, que defienden que no se hable de violencia de género y
sí, en cambio, que se generalice la situación considerando un cajón
de sastre en el que entren todas las violencias.
Esto es justamente lo que quieren los
machistas: que los ciudadanos no se enteren de cómo funciona la
violencia de género -el machismo, si se quiere- para que así, sin
saber nada, sin enterarse de en dónde están metidas, las víctimas
sigan siendo víctimas y los maltratadores sigan siendo
maltratadores. Supongo que a nadie le gustaría que los médicos
tratasen igual todas las toses, todos los dolores o todas las
enfermedades de los ojos, por ejemplo. Sin embargo, parece que hay
quien no tiene inconveniente, no sólo en hablar de “la”
violencia, sino en impedir que se analice cada uno de sus tipos.
Me parece que esta actitud
generalizadora, simplificadora, es de un peligro extremo, porque
supone una predisposición a no enterarse realmente de nada de lo que
ocurre. Creer que la violencia de género -que es únicamente la que
ejercen los hombres sobre las mujeres, en virtud de su interés en
creer que son superiores a ellas- es lo mismo que la violencia que
esporádicamente pueda ejercer una mujer contra un hombre es no
enterarse de nada de lo que pasa, no entender lo que mueve a los
machistas a practicar la violencia de género y exponerse a ser
víctima del machismo que impregna lamentablemente tantas mentes y
tantas estructuras sociales.
Deberíamos cuidar bastante la manera
que tenemos de acercarnos a conocer la realidad. Estamos sometidos a
un gobierno muy ideologizado, muy poco culto y con muy poco
conocimiento de lo que pueda ser un humanismo, que lo que pretende es
que los ciudadanos no sepan nada de nada, para así poder manejarlos
mejor y que traguen sus mentiras, sus engaños y sus atentados. Lo
quiere porque lo que busca es cambiar el tipo de sociedad en la que
vivimos, reformar sus estructuras y hacerlas más favorables para sus
intereses económicos, que es lo que en el fondo le preocupa. Y para
evitar las críticas, para adormecer las conciencias y para
neutralizar cualquier posible protesta, pretende que no pensemos, que
no nos enteremos de lo que ocurre y que sigamos adelante como
obedientes súbditos que no ofrecen resistencia a sus manejos.
Y estos gobernantes que nos han tocado
en desgracia son, entre otras cosas, machistas, como han demostrado
en tantas ocasiones. También son intoletantes, homófobos,
intransigentes, retrógrados y muchas cosas más. Y por eso quitan
todos estos temas de las asignaturas con las que los jóvenes podrían
tomar conciencia de la situación en la que están y de las
libertades que les quitan.
Hacerles el juego renunciando a conocer
de verdad lo que pasa me parece realmente suicida.
El calendario de Bautista. 26/11/2012. Ionesco
Tal día como hoy de 1912, hace, pues 100 años, nació el escritor rumano, afincado en París, Eugène Ionesco.
Tienes más información aquí.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Lo que se ve. El dinero y la conciencia
Hay dos grandes poderes en el mundo: el
dinero y la conciencia. La conciencia puede dominar el dinero, puede
comprarlo y venderlo e, incluso, prescindir de él. El dinero, en
cambio, no siempre puede dominar la conciencia, aunque muchas veces
lo consigue. Ciertamente, la lucha más eficaz contra el poder del
dinero, contra los estragos del dinero, contra las injusticias del
dinero, contra las desigualdades del dinero, contra la crueldad del
dinero sólo se da a través de la conciencia. Por eso es más
difícil tener conciencia que tener dinero.
No a la violencia de género, desde el primer día
La violencia de género es
aquélla que un hombre ejerce contra una mujer, pero basándose en la
supuesta superioridad de los hombres sobre las mujeres.
Se llama 'de género' porque hay
hombres -los machistas- que creen que en la sociedad hay dos tipos de
papeles, de funciones que ejercer. Un tipo es el que corresponde a
los hombres: el mando, la decisión, la fuerza, la libertad, las
labores que consideran importantes, etc. Todas ellas corresponden al
género masculino, el que deben practicar en la sociedad los
hombres. El otro, el género femenino, es el que se le
atribuye a las mujeres. Sus funciones propias, siempre según los
machistas, son la obediencia, la dulzura, la compresión, las labores
del hogar, el sacrificio, etc.
El machista piensa que el género
masculino es superior al femenino porque, en realidad, el hombre es
superior a la mujer y debe ejercer en la sociedad las funciones que
cree importantes. Cuando la mujer no encaja en este esquema machista,
no cumple las expectativas que se esperan de ella, no sirve al
hombre, se rebela o se sale de las funciones de su género, el
machista suele reaccionar violentamente obligándole a volver a su
papel o, en el peor de los casos, haciéndola desaparecer.
Aparte de la necesaria denuncia de
todos estos casos y de lo injustificable de estos comportamientos
selváticos, quiero insistir en un aspecto que me parece muy
importante para prevenir casos futuros: el de la educación.
Desde pequeños hay que inculcarle a
los niños y a las niñas el principio de igualdad: todos
somos diferentes (cada cual tiene su sexo, sus gustos, su color
de ojos y de piel, su estatura y su silueta), pero todos somos
iguales, todos tenemos los mismos derechos y todos debemos ser
respetados y tratados como personas.
Piensa, por ejemplo, en los colores con
los que se visten a los niños y a las niñas, en los juguetes que se
le regalan a unos y a otros, en las tareas que se le dan en casa, en
las diferencias de trato que reciben. Todas estas cosas colaboran a
crear los géneros, a que ellos crean que por ser hombres
deben/pueden hacer unas cosas y que, en cambio, las otras, por ser
mujeres, no pueden/deben hacer otras.
Educar en la igualdad es difícil, pero
absolutamente necesario si queremos huir de la epidemia de machismo
que invade la sociedad. Y esto empieza, como toda la educación, en
casa, sigue en la escuela (¡ay, dolor!, no sé cómo, con este Wert
y la banda de bárbaros que le rodea) y continúa a lo largo de toda
la vida.
De manera que 'No a la violencia de
género', pero desde el primer día.
sábado, 24 de noviembre de 2012
Mirando por la ventana. Embrutecimiento
Hay ciudadanos que se están
embruteciendo en gran número y a gran velocidad. Unos consiguen un
embrutecimiento activo, como si lograrlo fuera su meta e hicieran
todo lo posible por conseguirla cuanto antes. Otros adquieren un
embrutecimiento pasivo, consecuencia de no hacer nada por conquistar
su humanidad. Nadie los educa, nadie les dice lo que deben hacer ni
lo que no se puede hacer ni por qué. Siguen pautas instintivas, se
guían por los apetitos y son incapaces de pensar como los seres
humanos. Esto ocurre en todas las edades y en todos los estratos
sociales.
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