Ponte delante del espejo y verás que tienes alas en el alma. Son para volar, pero no sabes volar. No importa. Puedes volar. Si quieres, puedes volar. Si de verdad quieres volar, puedes volar. No importa que te caigas, porque te levantarás. No crecerás si no echas a volar. No llegarás arriba si no te atreves a volar. Atrévete. Una vez arriba, los primeros aleteos te costarán un poco, pero te acostumbrarás enseguida y la recompensa será enorme. Es más difícil querer volar que volar. Decídete. Échate a volar. Necesitamos que te eches a volar.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
lunes, 21 de marzo de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
sábado, 19 de marzo de 2011
viernes, 18 de marzo de 2011
Besos y besos
Besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos, besos .... pero besos reales. Un mundo de besos. Seguramente, una estupidez.
jueves, 17 de marzo de 2011
Problemas y soluciones
miércoles, 16 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Las mujeres no tienen ano
- El ano.
Yo la miré con cara interrogante y ella asintió convencida. No tuve más remedio que preguntarle en voz alta:
- Pero ¿qué ocurre, que el ano de las mujeres es distinto del ano de los hombres?
- No, profe, es que las mujeres no tienen ano.
Mi cara alternaba entre el “¡Aaahhh!” y el “Ja, ja” y, con una enorme expectación intelectual, se me ocurrió preguntarle dónde teníamos el ano los hombres. Ella, por toda respuesta, se llevó la mano verticalmente entre las piernas y extendió el dedo índice hacia adelante, intentando mostrar con evidencia dónde estaba situado el ano.
- Hombre, pero te refieres al pene ¿no?
- Bueno, eso, ¿qué más da?
Les dije que había que acostumbrarse a hablar con naturalidad del sexo y que lo elegante era referirse a los distintos órganos por su nombre correcto. Así, en el sexo del hombre teníamos el pene y los testículos y que nadie se iba a molestar si usábamos esas palabras. Pregunté cómo se llamaba el órgano sexual de la mujer y la mayoría dijo que la vagina. De la vulva no había oído hablar prácticamente nadie.
Yo pensaba en el “qué más da” ano que pene, en la ignorancia de la vulva y en la irresponsabilidad patológica de los curas y del gobierno valencianos, que llevan ya mucho tiempo jugando con la juventud privándoles de una educación sexual que los humanice. Si los de Madrid están así, ¿cómo estarán los de Valencia?
domingo, 13 de marzo de 2011
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